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Soraya Clemente, Lic en Trabajo Social, Profesora Universitaria, Especialista en Dinámica de Grupos, Master en Educación para Padres, Especialista en Desarrollo Humano y Comunicaciòn, Formadora Andragógica

martes, 4 de octubre de 2011

Tipos de pérdida y resiliencia

Es importante identificar como se presenta en nosotros el sentimiento de pérdida, de acuerdo a aspectos vulnerables en rasgos de personalidad y como lo podemos generar en otros con conductas inadecuadas de variada índole, disfuncionales todas.

Los tipos de pérdida más comunes son:

El sentimiento de pérdida del amor:
Es el resultado de una cadena de situaciones, experiencias, que hacen que creamos que no somos dignos de ser amados: rechazo, abandono, divorcio, ausencia, indiferencia, distanciamiento, todo ello puede llevar a crear un vacío emocional en la persona. La respuesta va a depender de como lo pensemos y sintamos: percepción.

El sentimiento de pérdida del control:
Es lo que sentimos cuando no se toman en cuenta o respetan nuestras opiniones, obstaculizándonos tomar cualquier tipo de decisión, inclusive sobre asuntos que nos ataǹen y afectan directamente. En este caso, otra persona se abroga el derecho de decidir por nosotros o decirnos, más bien imponer, lo que tenemos o debemos hacer en determinadas circunstancias. La consecuencia es una sensación de estar sujetos a otros, inmovilizados, ahogados, aprisionados, lo que causa mucho dolor emocional y resentimiento.

El sentimiento de pérdida de autoestima:
Es cuando nos hacen sentir todo el tiempo avergonzados, incapaces, se nos ridiculiza, o ignora. Esto es más grave y de impacto si proviene de alguien significativo en cuya relación se apoya gran parte de nuestra seguridad ejemplo: los padres, cuando somos pequeños . Se presentan situaciones donde el otro enfatiza siempre sobre nuestros aspectos vulnerables, debilidades, conductas inadecuadas, desaciertos, equivocaciones, limitaciones, es decir aquella zonas que todos tenemos y por otra parte se ignoran constantemente nuestros aciertos , capacidades, habilidades, virtudes.

Estas conductas que podemos tener hacia otra persona van a fomentar en ella una baja resiliencia , es decir, una baja capacidad para enfrentar y superar problemas o adversidades, contribuyendo así a crear una persona en estado de indefensión o con rol de víctima que requiere ser rescatada todo el tiempo porque se siente (producto de un aprendizaje) que no tiene recursos para hacerse cargo de su vida.

Nótese que el problema está en la frecuencia de la ocurrencia de estos eventos (siempre, constantemente), en el desequilibrio de la relación.

Está condición es evitable y superable. Por una parte recordando que lo que decimos y hacemos,  lo que no decimos, ni hacemos tiene consecuencias. Por otra, haciendo valer nuestro derecho a pensar, sentir y actuar diferente, reconociendo y aceptando ese derecho en los demás: las diferencias individuales; aprendiendo a poner límites, a nosotros mismos y a los otros, para frenar el abuso; asumiendo riesgos calculados; desarrollando el autoconocimiento; interesándonos por el otro de forma abierta y flexible; mejorando nuestra comunicación haciéndola más eficaz; estableciendo nuestras propias reglas: actualizadas, temporales y flexibles; estando dispuestos al cambio, superando el conformismo, el estancamiento, la preocupación, la desidia personal, la postergación de asuntos relevantes; aprendiendo a manejar nuestras emociones y no que estas nos manejen  respondiendo entonces sólo desde impulsos irracionales, donde la parte más primitiva es quien ordena nuestras respuestas con consecuencias casi siempre desastrosas y fuera de control. Es esencial el darnos  cuenta de que nos programamos y contribuimos a programar la mente de los demás, igualmente podemos desprogramar lo ineficaz, desfasado, improductivo, tóxico en ambos sentidos. La clave: comunicación intra e interpersonal, estar más consciente de esto: ¿Qué estamos construyendo? ¿Para qué? ¿Cúal está siendo el resultado? ¿Me satisface? ¿Qué genera en el entorno?

Prof. Soraya Clemente


Referencias:Rosa Argentina Rivas Lacayo. Saber crecer. Resiliencia y espiritualidad.