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Soraya Clemente, Lic en Trabajo Social, Profesora Universitaria, Especialista en Dinámica de Grupos, Master en Educación para Padres, Especialista en Desarrollo Humano y Comunicaciòn, Formadora Andragógica

sábado, 30 de junio de 2012

El mal humor. rompamos esa cadena

Se dice que el mal humor es un recurso que usa la persona para sabotear su propio estado de ánimo.

Todos poseemos un aspecto positivo, de progreso y saludable crecimiento y otro aspecto que se opone a este último. El primero está relacionado con el placer, la felicidad y la libertad que el individuo se da para acceder a estas; el segundo es el aspecto negativo  (el aspecto que se opone al primero) conformado por las tendencias obstructivas  cuyo objetivo es atacar para impedir el bienestar emocional.

Surge entonces el enojo fácil,  que lamentablemente se convierte en un hábito, que se manifiesta en palabras, sentimientos y acciones. El enojadízo se ataca a sí mismo y a sus vínculos más sólidos, los seres cercanos, íntimos. De esta forma se castiga y castiga a los demás. Vive lamentándose de situaciones cotidianas , que magnifica, pudiendo desarrollar una visión pesimista de la vida.


Su actitud de exagerar las contrariedades, lo ciega y hace sordo, lamentablemente no mudo, como consecuencia se mete presión él y hace lo mismo con los demás.

Se ha observado que la persona muestra cambios de humor previo al disfrute o  placer que le pueda generar una determinada actividad, como castigándose por haberse permitido un relax. Parece expresar un sentimiento profundo de no merecer, el yo castrador le impide participar en la alegria y con su amargura dificulta los vínculos nutritivos, bloquea el intercambio de afecto, se reprime y distancia.
En ocasiones puede usar el silencio como mecanismo de mostrar reprobación a otro u otros, no dirigiéndoles la palabra. Esta actitud genera en los otros miedo, evita el acercamiento afectivo, reprime las ideas creativas por temor a equivocarse y ser castigado.

En esta situación están presentes problemas para dialogar de igual a igual, intolerancia, elevados niveles de exigencia, inflexiblidad o rigidez todo lo cual profundizará los desencuentros, el desgaste en la convivencia y fortalecerá o estimulará complejos de inferioridad en los otros.

Algunas sugerencias para luchar contra el autosaboteo del mal humor expresado en enojo por cualquier cosa:
  • Elegir una mañana completa para practicar el buen humor, esto requiere prepararse con anticipación. Va a requerir de usted el esfuerzo de tomar la contrariedades sin enojarse.
  • Por una semana propóngase hablar poco pero escuche todo lo que pueda, especialmente a sus hijos. ellos son naturalmente sanos. atienda y analice seriamente las críticas hacia usted, no se defienda ni justifique, piense sobre ello.
  • Procure detectar inseguridades y miedos en los niños de su familia, háblelo con ellos, Recuerde que las angustias de los niños son transmitidas por los adultos
Es importante tomar el control de lo que se siente, igualmente darse cuenta de que si las circunstancias que generan irritación están fuera de control, enojarse sólo las agravará.
    El  mal humor es un mal hábito, tomará tiempo erradicarlo, previo a ello hay que reconocerlo y aceptarlo como cualidad, luego reflexionar y analizar para superar este mal aprendizaje que trae desarmonía consigo mismo y con los demás.

    El mal humor impide que la persona fluya libremente, disfrute y comparta las alegrías  de la vida, impide el confort interno y afecta la salud. A quitarse esa cadena.

    Este estado es superable con la disposición de la persona a cambiar pensamientos y actitudes, darse cuenta y auto-observarse. persistir y darse cuenta que merece disfrutar y gozar la vida, es una cuestión de usar la inteligencia racional en beneficio de la emocional.

    Si observamos, la sonrisa tiene un poder grandioso e inmediato: sonrían y muy probablemente se verán gratificados placenteramente, mínimo con una amable sonrisa de vuelta.  De forma similar mostrar enojo también tiene un efecto tremendo e inmediato, pero ciertamente  no  gratificante, sino displacentero  para las partes. Tenemos el poder de elegir , ¿Cuál sería mejor elección?
      
    Recuerden que el buen humor es signo de inteligencia emocional y un recurso de resiliencia , es decir para enfrentar y superar las adversidades o dificultades del diario vivir. por ello:
     Evite: 
    • Tomarse todo en serio todo el tiempo.
    • Sobredimensionar las palabras o acciones de los demás.
    • Sobrecargarse de tareas sin descanso.
    • Prestar excesiva atención al comportamiento de los demás. 
    • Querer que los otros piensen, sientan y actúen como lo haría usted, recuerde ellos no son usted y tienen el mismo derecho  que usted a ser quienes son.
    • Postergar o acumular problemas, por pequeños que estos sean.
     En cambio:

    • Desafíe los pensamientos que le suscitan enojo. Incorpore información atenuante a lo que percibe. 
    • Reencuadre lo que le sucede dándole un sentido más favorable
    • Detenga los pensamientos negativos.
    • Resuelva los problemas pequeños, uno a uno, no confunda el problema con la persona.
    • Dedique tiempo al esparcimiento.
    • Practique con regularidad alguna disciplina como el yoga, taichi.
    • Escuche música que le provoque relax.
    •  Cotidianamente dedique tiempo a actividades que le den placer.
    • Vea, lea y escuche cosas que lo hagan reír: películas, chistes.
    •  Encuéntrele el lado gracioso a lo que le sucede, tómelo como un hábito, ríase hasta de usted mismo. 
    • Busque sonreír con frecuencia, su cuerpo y mente se lo agradecerán y su entorno también.




     Referencia:  Lydia Febre. El diálogo puede ser una solución.

    jueves, 21 de junio de 2012

    La queja, un recurso comunicacional equívoco







    Aunque usted no lo crea: la queja expresa un enojo con nosotros mismos, sirve para "resolver" o canalizar nuestra angustia, pero eso es lo único que resuelve.

    El fenómeno consiste en una manifestación  recurrente  sobre algo que nos incomoda y en lo que tenemos responsabilidad directa y sin embargo no asumimos compromiso ni conductas hacia la posible solución, buscando que sea otro quien satisfaga y si no lo culpabilizaremos de nuestra desgracia.

    La queja consiste en dar énfasis y colgarse de las dificultades, de aquello con lo que no estamos conformes: verbalizándolo reiterada e  insistentemente. Se dice que el poder destructivo de la queja está en su repetición. La Dra Lydia Febre, connotada psiquiatra,  habla de un ciclo o espiral de la queja:
    1. La queja se verbaliza
    2. La oye el oído
    3. Se graba
    4. El cerebro la envía como orden
    1. Se vuelve a pronunciar y así sucesivamente se repite el ciclo 2,3,4- 1
    Cómo y donde interrumpiría usted el ciclo de queja?

    Los motivos para mostrar disconformidad con otros en forma de queja son:
    • No me atienden como yo desearía
    • No me cuidan lo suficiente
    • No me obedecen
    • No están a mi disposición
    La idea es hacer sentir al otro que su proceder está mal (y de hecho pueden lograrlo), hacerle saber que no está respondiendo a nuestras  expectativas; transmitir culpa para que el otro reaccione y nos obedezca, atienda nuestras demandas, aquí estriba su poder de uso.

    Este poder, además de nocivo para las relaciones, es temporal y contraproducente ya que el otro terminará alejándose, cansado de tener que aguantar una culpa que no tiene.

    Hay otro tipo de queja que es la que se emite con la finalidad, consciente o inconscientemente, de manipular a alguien para que cumpla un propósito determinado ejemplo: " me duele mucho el estómago, quisiera tratarme  pero..."  el objetivo es ver si el otro se hace cargo de mí, expresa lo que se llama fantasía hipocondríaca " si estoy enferma(o) me cuidarán, en consecuencia me aman". Acudir constantemente a este tipo de recursos para llamar la atención hará que la persona se enferme realmente. Existe en estas personas un gran temor a la soledad y a ser abandonados que se expresa en el tipo de enojo representado en la queja. El quejoso resiente y teme la libertad e independencia del otro.

    La actitud pro-queja hace que el cerebro de la persona se olvide de los aspectos positivos y no haga un honesto reconocimiento hacia los sucesos favorables que ocurren en su vida, olvidando el agradecimiento.  En este sentido una recomendación que hace la Dra Febre es fijar la atención en las cosas comunes, cotidianas y valorarlas, como una forma de resolver este aprendizaje inadecuado e ir reaprendiendo otra postura ante la vida, más sana y eficaz.

    Otra forma de queja es: "No me comprendes" la cual, progresivamente, va a sembrar un sentimiento de rechazo hacia quien se dirige la queja, por el convencimiento de que éste es culpable de lo que le sucede y de que la realidad es así de negativa como la ve. Se pierde la capacidad para reaccionar y hacer los cambios necesarios, esto puede llevar a la persona a un estado depresivo auto-inducido.

    Por otro lado, la persona empieza a asumir el rol de víctima. De esta manera imagina que todo lo que sucede en su vida es como consecuencia de acciones de terceros, ella no percibe su responsabilidad en ello, entonces responsabiliza de su padecer a los otros a quienes demandará soluciones.

    Es así que "La queja negativiza, enoja al sujeto con los otros imaginarios responsables, lo paraliza a la espera de que los demás, que lo "escuchan", tomen la iniciativa de resolver por él". Se dice que esta actitud lleva implícita un componente agresivo-destructivo.

    La queja sobre malestares corporales:
    1. El cerebro oye la orden verbal y obedece
    2. Comienzan a bajar las defensas
    3. Aparece la enfermedad
    Aunque el origen es psicobiológico  la enfermedad que surge es real y requiere atención clínica. La mente enferma al cuerpo. La fantasía sobre estar enfermo se concreta. Es el poder de la queja sobre la mente, el efecto bumerán de la queja.

    En conclusión, es un asunto de asumir la vida con todos sus matices y actuar para resolver; al otro se le puede solicitar cooperación, hacerle peticiones directas con claridad  y respeto, ganarnos su confianza y apoyo pero no endosarle nuestros asuntos y exigirle al respecto.

    Se está en una relación interpersonal en libertad, no en dependencia, ya que sería anularnos como personas desdibujar nuestro yo, debilitar nuestro poder personal para pensar, tomar decisiones, asumir riesgos, hacer, rehacer, cambiar.

    Somos responsables de nuestra vida, esto empieza por amarnos, respetarnos, hacernos cargo de nosotros y hacer que sucedan cosas que nos impulsen hacia adelante, evolucionando. Ello es posible, tenemos la capacidad y nos lo merecemos.

    Aprender, desaprender, reaprender.





    Referencia: Lidya Febre. El diálogo puede ser una solución.Edit. Lumen













    sábado, 9 de junio de 2012

    Amores Irracionales o pseudoamor


    Cuando se habla de amor patológico nos referimos al que ocasiona sufrimiento consciente, donde los motivos para estar juntos se sustentan en razones secundarias tales como: satisfacción sexual recíproca, refugio de la soledad, "trabajar en equipo"  y otras . En este tipo de amor se observa inmadurez emocional.

    A continuación les presentaré una descripción y análisis de amores llamados neuróticos, para ello me apoyaré en la obra de Erick Fromm: El arte de amar, cuya lectura les recomiendo ampliamente.

    El amor idolátrico: 
    Es una forma de pseudoamor que suele experimentarse como "el gran amor"  se da cuando la persona  aún no ha alcanzado una sensación de identidad propia, de sentir su yoidad, su poder productivo como persona, entonces tiende a "idolizar" tener como ídolo a la persona amada;  proyecta en ella y la hace portadora de todo amor, luz, dicha y poder, mientras ella se priva de toda fuerza y se pierde en el otro en vez de encontrarse, adora al otro y pone todas sus expectativas en este . A la larga ningún ser humano es capaz de responder a las expectativas de su adorador por ello sobrevendrá la desilusión, para remediarlo la persona suele buscar un nuevo ídolo repitiéndose la historia, a veces de forma interminable. Esta experiencia de amor se caracteriza por un inicio intenso y precipitado. En ocasiones esta idolatría es mutua, pudiendo llegarse a decisiones extremas por respuestas irracionales. Este tipo de amor suele describirse erróneamente como "el verdadero amor".

    El amor sentimental:
    Esencialmente se experimenta en la fantasía, no en el aquí y el ahora de la relación con otra persona real. Se presentan como consumistas de películas, novelas, canciones románticas que les producen una gratificación amorosa sustitutiva, se conmueven hasta las lágrimas con estas fantasías,  todos sus deseos de amor, unión e intimidad insatisfechos hallan salida a través de estas experiencias. Parejas que en su vida real no saben como salvar el muro que los  separa se conmueven al compartir la dicha o la desventura de una pareja en pantalla, experimentan sensaciones de amor como expectadores del amor de otros, sin lograr descender a su realidad para confrontar y buscar vías para propiciar el acercamiento de ellos mismos en la vida real. Estas parejas fantasean por un estado amoroso pasado (cierto o falso) o tal vez una posibilidad en el futuro, que anhelan y que no tiene basamento en el actual estado de cosas, sobre el que permanecen congelados. Es una forma de aliviar la soledad y la separación o distancia emocional que sienten.

    El amor proyectivo:
    Consiste en el uso de mecanismo proyectivos a fin de evadirse de los problemas propios y concentrarse en las flaquezas, debilidades, vulnerabilidades  de la persona amada. Estos individuos son muy sutiles para captar los aspectos débiles de otras personas y son felices ignorando los propios. Viven ocupados tratando de acusar o  reformar a otras personas. Si esto se presenta  en dos personas que están en vínculo, lo cual es muy frecuente, se convierte en proyección recíproca: si soy dominante, indeciso, frío etc, acuso de ello a mi pareja y, según mi carácter, trato de corregirla o de castigarla; la otra persona por su parte  hace lo mismo y así dejan a un lado sus propios problemas, por lo tanto no dan los pasos o acciones necesarias  para su propio progreso y evolución como personas, que a la larga podrá redundar en una mejora de la relación y el surgimiento de un amor sano.

    El amor proyectivo hacia los hijos:
    Aquí se trata de proyectar los propios problemas en los hijos. Puede aparecer con el deseo de tener hijos. Deseos y sueños del padre o madre son proyectados en la existencia de este hijo: él sería el realizador de estos anhelos ajenos. Esta actitud conducirá al fracaso consigo mismo y en relación con  los hijos.  Primero, porque los problemas de existencia los resuelve cada quien y no se pueden resolver por poder o delegación y en segundo lugar porque como es evidente este padre o madre carece de cualidades para guiar a sus hijos hacia la búsqueda de dar sentido a su existencia.
    Por otra parte, los hijos también sirven como finalidad proyectiva cuando de disolver un matrimonio desdichado se trata. El argumento más usado es que no pueden separarse para no privar a los hijos de un hogar unido. Los estudios científicos demuestran que la atmósfera de tensión en una "familia unida" causa más daño a los niños que una ruptura franca que les transmite,  por lo menos, que el hombre es capaz de poner fin a una situación intolerable por medio de una decisión que sin duda requiere valentía, y a mi juicio previo a ello haber agotado los recursos de ayuda profesional. 

    La ilusión de que el amor significa, necesariamente, la ausencia de conflicto:
    Esto se presenta como un error muy frecuente, igual que la creencia de que el dolor y la tristeza deben evitarse en todas las circunstancias. Los que así lo creen  argumentan, con razón, que las disputas que observan a diario son  sólo intercambio destructivo, que no producen bienestar alguno. El asunto es el trasfondo de estas disputas  o "conflictos", de la mayoría de la gente, a los cuales hace referencia ese argumento, las cuales constituyen intentos de evitar u ocultar los verdaderos conflictos subyacentes. Generalmente se discute por desacuerdos sobre asuntos triviales, superficiales o secundarios que no contribuyen a aclarar ni solucionar  nada, ya que no tocan el meollo, la esencia del asunto. Pero hay un enfoque distinto: los conflictos reales entre personas, y su manejo, que no  ocultan o proyectan, se experimentan en el nivel profundo de su naturaleza y no son destructivos, contribuyen a aclarar, producen catarsis, construyen sobre discrepancias , desavenencias, desacuerdos, resueltos de forma funcional, Producto de esto  ambas personas emergen con más conocimiento y fortaleza como consecuencia de una interacción íntima clara, honesta, directa, focalizada, con reciprocidad y objetivos.

    Lo anterior lleva a destacar, enfatizar, que el amor sólo es posible cuando dos personas se comunican entre sí desde el centro de su existencia, esto es cuando cada una de ellas se experimenta a sí misma  desde el centro de su propia existencia. 

    Es en esa experiencia central que está la realidad humana, la base del amor. Se vive el amor como un desafío constante, no en reposo, sino en un moverse, crecer, trabajar juntos: que haya armonía o conflicto, alegría o tristeza, es secundario con respecto al hecho básico de que dos seres se experimentan desde la esencia de su existencia, de que son el uno con el otro al ser uno consigo mismo y no al huir de sí mismo.  

    Únicamente hay una prueba de la presencia de amor : la hondura de la relación y la vitalidad y la fuerza de cada una de las personas implicadas: es por tales frutos por los que éste se reconoce.

    El amor es una capacidad de carácter maduro, productivo, el amar es algo consciente, no un hábito inconsciente. Involucra entre otras cosas:  el autorespeto, el respeto; la autoaceptación, la aceptación;  la unicidad, la diversidad; igualdad, diferencia; el disentir, convergir; libertad para disponer de sí mismo, compartir ; autoobservarse y observar; un adentro y un afuera.
    Bibliografía de referencia: E. Fromm. El arte de amar  Editorial Paidos.