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Soraya Clemente, Lic en Trabajo Social, Profesora Universitaria, Especialista en Dinámica de Grupos, Master en Educación para Padres, Especialista en Desarrollo Humano y Comunicaciòn, Formadora Andragógica

viernes, 29 de marzo de 2013

Conocer y confiar

 
 
Cuando iniciamos un vínculo con una persona es importante darnos tiempo para iniciar el proceso de aproximarnos a conocerla tal como es en realidad ya que lo que se nos presenta en un primer momento es una máscara cuya finalidad es ser aceptado por el otro, aproximarnos a conocer a otra persona lleva su tiempo, mientras hay que ser prudente...

Hay personas muy hábiles o tal vez con mucha competencia social que logran ganar confianza con mucha rapidez, también hay personas que confían fácilmente y se muestran abiertos desde el principio sin dar un margen de tiempo para lograr esa aproximación. La cautela es una virtud, sin ser paranóico.

Una cosa es un vínculo relacional y otra es una amistad o relación de confianza que se ha labrado con el tiempo y los hechos, nos ahorraríamos muchos sinsabores , disgustos y tal vez problemas si comprendiéramos y aplicásemos esto.

jueves, 28 de marzo de 2013

Perdonar, un aprendizaje esencial



El perdón... a veces querer o no poder perdonar, a veces no saber como hacerlo;  es decir estamos ante un sentimiento, una creencia, una actitud, una decisión, una conducta, una fortaleza.


Qué es el perdón
 
Podríamos sostener que es una forma integral de sanación psicológica, espiritual, corporal, relacional.
Perdonar es un acto de amor hacia nosotros mismos, fundamentalmente, pero no únicamente. Entonces, perdonar es el proceso mediante el cual remitimos o eximimos de una deuda psicológica a alguien o a nosotros mismos por algún daño infringido. Perdonar  significa anular, sacar, prescindir, que algo pierda intensidad  o fuerza, liberar de carga, obligación o compromiso, en el sentido psicológico.
 
Pasemos a examinar algunas ideas sobre el proceso de perdonar y sus múltiples bondades.
 
En primer lugar aclaremos que  perdón no es olvido, ya que el olvido es un acto temporal de pérdida selectiva de la memoria, el bloqueo mental de una información, en cambio el perdón es una acción consciente por medio de la cual decidimos que algo o alguien ya no nos puede hacer más daño, aún cuando permanezca de alguna una forma en nuestro recuerdo.
 
El perdón es algo que debemos decidir y que actúa principalmente a favor de nuestro bienestar; no obstante,  alivia doblemente: de resentimiento a quien lo da y de culpa o vergüenza a quien lo recibe. Libera a ambos tanto mental como espiritualmente.

El perdonar proporciona paz interna y externa
Nos permite enfocarnos en el aquí y el ahora 
Ayuda a dejar atrás el dolor y a seguir adelante
Nos saca de la postura de víctima y muchas veces de victimario
Permite aceptar la realidad
Nos libera de la autocompasión que afecta nuestra estima personal
Nos libera de resentimiento, odio, amargura, egoísmo, que tanto daña a quien lo padece
Hace que las actitudes y conductas ajenas, dejen de tener poder sobre nosotros

Ahora bien, el proceso de perdonar implica desafiar, superar y abandonar actitudes y viejos hábitos de pensamiento tóxico, llamadas creencias. Es una labor que requiere esfuerzo.

Algunos pensamientos nocivos que necesitan ser cuestionados  son los siguientes:
 
  1. Pensar "Yo no merezco ser feliz" se da típicamente en relaciones de codependencia donde permitimos que se siembren sentimientos de inferioridad e indefensión que corroen la autoestima. Está asociado a creer que nuestra felicidad depende de otros.
  2. Pensar "Me la deben" y pasar la vida esperando que se la paguen, algo que por cierto no se alcanza  a satisfacer, se termina no discriminando y buscando que cualquiera, así sea el que no le hizo nada, se la pague.
  3. Creer  "Me controlan mis emociones" atender al impulso, reaccionando ante cualquier estímulo de forma desproporcionada. Recuerden que la forma de responder está condicionada por lo que se piensa en relación a lo que sucede, así que es necesario aprender a manejar la emociones o serán estas las que nos manejen . Usar el razonamiento como estrategia de autocontrol.
  4. Otro "Espero que sea fácil" lo cierto es que en la vida alcanzar lo deseado requiere con frecuencia planearlo y esforzarse lo suficiente, de forma sostenida. En el proceso de perdonar pudiéramos sentir alguna vez, que habiendo decidido hacerlo y creyendo haberlo logrado, experimentemos de nuevo todas esos pensamientos y emociones  desagradables que creíamos superados, recordemos entonces: es un proceso, necesitamos tiempo y habrá recaídas, sigamos adelante que la constancia nos hará vencer.
(adaptado de Saber Crecer. Resiliencia y espiritualidad. Rosa Argentina)

 
Podemos observar que los hábitos de pensamiento improductivos y las creencias que tengamos sobre el perdón podrán ayudar  u obstaculizar el tránsito hacia el perdón definitivo, En consecuencia debemos examinarlos y desmontarlos colocando en su lugar otros que trabajen a nuestro favor.
 ,
A continuación expondremos algunas ideas erróneas sobre el acto de perdonar, cuyo inadecuada interpretación genera barreras, falsa percepción de haber perdonado o la creencia de no poder hacerlo.

Rosa Argentina plantea que debemos tener claro lo que NO ES PERDONAR:
  • Perdonar no es olvidar. el cerebro registra y almacena todo y más si lo sucedido tiene un alto contenido emocional. Sabremos que hemos logrado perdonar cuando al evocar lo sucedido nuestra respuesta emocional es mínima o nula.
  • Perdonar no es justificar. Los comportamientos (propios o ajenos) que sean reprochables, destructivos ejemplo: la traición, la violencia, la deshonestidad,  tienen un cariz inaceptable; decidir por el perdón no significa que lo estemos justificando. Perdonar no es signo de aprobación o defensa de conductas que nos han causado dolor, ni exime de tomar correctivos o protegernos de situaciones nocivas.
  • Perdonar no es pretender que todo está bien. No es aparentar buena marcha cuando no es así. Por ello debemos darnos el permiso para expresar lo que sentimos. Para poder perdonar debemos atender y dejar salir nuestro enojo o resentimiento de forma adecuada, sin dañarnos ni dañar a otro.Una fase previa será expresar por diversas vías nuestras emociones, hablarlo, sin quedarnos colgados, buscando cerrar ese capítulo. Todo pasa.
  • Perdonar no es sentirnos superiores. Tanto el que subestima el perdón y dice: "quien soy yo para perdonar , que lo perdone Dios" como el que perdona por "lástima" por considerar al otro inferior, confunde la virtud del perdón con la soberbia. La humildad es necesaria.
  • Perdonar no es cambiar nuestras decisiones. Perdonar no lleva implícito modificar decisiones ya tomadas. Por ejemplo no significa continuar una relación en los mismos términos, ni que la relación deba continuar. Se puede perdonar y seguir con lo ya decidido sobre lo acontecido y el nuevo estado de cosas. No compromete a nada que no queramos.
  • Perdonar no nos exige tener que hablar directamente con la persona. El perdón no requiere de una comunicación verbal o directa con el otro. No tenemos que decir "te perdono" podríamos sentir que es importante pero no es indispensable. Pueden tratarse de personas  a quien no vemos o no veremos jamás, alguien que nunca se disculpará con nosotros o que ya falleció, o alguien a quien es mejor ni acercársele porque seguirían lastimándonos. No necesitamos la presencia o relación con ese otro para procesar un perdón. Puede ser  un acto íntimo, de comunicación intrapersonal.
  • Perdonar no es ser ingenuo. Ni debemos cegarnos  y mucho menos caer en la ingenuidad, preciso es aprender de la experiencia para no cometer los mismos errores o incurrir en las mismas situaciones, Necesitamos salir fortalecidos, no es que yo perdono y aquí no ha pasado nada. Nuestro cerebro estará más despierto y alerta. 
Saber perdonar permite reconocer y aceptar errores propios y ajenos, igualmente ayuda a darnos cuenta que ese error no refleja la totalidad de la persona y que el ser humano tiene derecho a  rectificar , el cambio es posible.
 
Algo muy útil es llegar a desarrollar la empatía como una habilidad de relación para comprender las actitudes y conductas del otro desde su mundo, su historia de vida personal y familiar, que lo hacen ser quien es hoy en día.  Así podremos superar con mayor fluidez, menos costo emocional y de tiempo las heridas del alma que provocan dolor, rabia, tristeza  y causan sufrimiento emocional, enferman y hacen la vida más difícil. 
 
Tener la capacidad para perdonar es una fortaleza y una virtud que limpia, alivia de cargas inservibles, desintoxica el espíritu, nutre el alma, sana la mente y el cuerpo y mejora las relaciones intra e interpersonales.
 
 
 
A perdonar sólo se aprende en la vida cuando  a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho. 
Jacinto Benavente
 


Prof. Soraya Clemente


Bibliografía de referencia:
Rosa Argentina. Saber crecer. Resiliencia y espiritualidad.



lunes, 25 de marzo de 2013

Cuando dominan las emociones sobre la razón.



Pensar y responder o reaccionar sin control, ambos son aprendizajes, sus consecuencias nos ubican en contexto y obligan a examinar como lo emocional puede facilitarnos, o hacernos cuesta arriba, la vida.

Dejar que las emociones nos perturben, nos manejen, tener respuestas reactivas, actuar motivados por descargas emocionales, todo ello expresa dificultad para regular nuestras emociones, esto puede ser una conducta habitual o suceder como consecuencia de situaciones difíciles que ponen en juego quienes somos, nuestra identidad. La clave está en aprender a manejar estas circunstancias, que emergen de los pensamientos, vulnerabilidades y recursos vinculados a las mismas.
 
 

Si evocáramos un episodio en el que permitimos que nuestras emociones fueran desbordadas y tomaran la batuta, veríamos entonces, como asumimos comportamientos absurdos y cometemos errores y desaguisados sin mayor esfuerzo, simplemente reaccionamos y en momentos así  la razón está  obnubilada. Por supuesto que esto puede conducir a consecuencias catastróficas o por lo menos indeseables, agravará cualquier problema  o conflicto o podría iniciarlo .Unido a ello genera un malestar emocional con uno mismo, posterior a la escena.
 
Podemos observar que una respuesta característica cuando nos vemos envueltos en una emoción desbordada es ponernos a la defensiva, o no aceptar la responsabilidad por las consecuencias de nuestros actos , que muy probablemente empeoraran lo que generó dicha respuesta. Es muy factible actuar de manera equivocada cuando nos arropan las emociones.

Pero hay opciones para un cambio favorable y asumir con responsabilidad lo que nos pasa, a algunos a veces y a otros con frecuencia, lo que lo hace preocupante, podemos ocuparnos.
 
Lograr el autocontrol o manejo positivo de una emoción nos permite a nosotros y al otro fluir,  produce bienestar y  estimula  la percepción de aprendizajes además de la capacidad de darnos cuenta de la esencia de lo acontecido, nos hace ser justos con el tú y el yo.
 
También si podemos reflexionar sobre nuestra conducta, centrándonos en nosotros, luego de una reacción intempestiva, buscando comprendernos y reenfocando lo ocurrido, hallaremos algunas respuestas a las causas reales de la desproporción o inadecuación que exhibimos en un momento determinado, esto nos fortalece y ayuda a desarrollar nuestra inteligencia emocional.
 
Fíjense, que no estamos centrándonos en juzgar personas ni situaciones, sólo hacemos referencia a la capacidad e idoneidad de la respuesta asertiva en un momento determinado.

La expresión de las emociones necesita educación y esta se da a lo largo de toda nuestra vida, ya que nuestro ciclo vital  varía, y en ese transcurrir nos coloca ante diversas, amplias y diferentes circunstancias  que nos pondrán a prueba y exigirán recursos distintos. Generarán también vulnerabilidades y limitaciones con las que debemos lidiar; sin embargo, en ese andar, la idea es anclar cada vez más recursos y sacar lo que no nos sirve del morral vital.






 Prof. Soraya Clemente de Franco