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Soraya Clemente, Lic en Trabajo Social, Profesora Universitaria, Especialista en Dinámica de Grupos, Master en Educación para Padres, Especialista en Desarrollo Humano y Comunicaciòn, Formadora Andragógica

domingo, 9 de noviembre de 2014

La familia, espacio de amor, conflicto y aprendizaje




La familia representa siempre una referencia esencial para cada individuo, independientemente de la circunstancia que le tocó a cada quien.

La familia es insustituible, otro grupo puede hacer un "como si" pero no suplirla, la persona siempre va a necesitar volver o contactar sus orígenes, en busca de afirmación, muchas veces de su sanación, de seguridad, confianza , apoyo  : soy, pertenezco.

La familia es un sistema humano complejo. Su complejidad esta dada por la cualidad e interrelación de sus integrantes quienes son seres únicos que forman, generan y comparten emociones, pensamientos, creencias y valores entre otros;  experiencias estas que van conformando una visión particular del mundo que se expresará en actitudes y comportamientos.

Igualmente podemos decir que la familia es un  "núcleo de relaciones afectivas y conflictivas fundamentadas en el amor" *, un espacio dinámico de comunicación y conflicto con un mayor o menor grado de disfuncionalidad.

Constituye un laboratorio de formación del ser humano, de la persona, en ella se generarán buenos y no tan buenos aprendizajes en cuanto a comunicación, solución de problemas y conflictos, disciplina, responsabilidad , dar y recibir amor, organización, orden, hábitos de higiene y salud, solidaridad. Son tantos los aprendizajes que se adquirirán de forma apropiada o inapropiada que sería interminable la lista, lo que somos en esencia tiene su fundamento y afianzamiento en nuestra familia de origen, luego cuando a cada quien le toque la formación de su nuevo núcleo llevará en sus alforjas  aquellos aprendizajes para reproducirlos con su pareja e hijos, he aquí la importancia de concientizar el rol de la familia y examinar nuestros aprendizajes: su funcionalidad y eficacia para actualizar, abandonar, desaprender y reaprender  lo que  fuese necesario.

La familia es un valor, hay que identificar que prioridad tiene en nuestra vida y que significa este concepto para nosotros en lo personal, ya que nuestros actos con relación a ella se fundamentan en ello.

*Soraya Clemente


¿Se puede reconstruir la confianza perdida en la pareja?



La llamada traición o infidelidad en cualquier campo de las relaciones humanas es difícil de afrontar y superar. Muy difícil diría yo. La mayoría de las personas deciden abandonar la relación por este motivo, los que se quedan podrían vivir una pesadilla: la confianza , base esencial de toda relación, ha sido socavada:se ha perdido y una sombra se posa en la vida de la persona traicionada, la duda, la sospecha está sembrada y será cuesta arriba exterminarla, es como la mala yerba la arrancas y arrancas y siempre vuelve a aparecer, ya nada será igual. Lo dicho anteriormente no es pesimismo sino la mera realidad. Una realidad que sin embargo puede ser reversible si se está dispuesto a ello por ambos lados.

Alguien, y yo soy una de esas, dirá que el amor lo puede todo, ¡cierto! . El asunto es que el amor es admiración y respeto y se funda en dos pilares : confianza y seguridad. Elementos que se ven afectados en la situación que nos ocupa. Definamos estos términos:

Admiración: Emoción que produce a alguien una persona o cosa por tener esta características extraordinarias: estima y adoración hacia alguien por sus cualidades

Respeto: Consideración y reconocimiento del valor de una persona o de una cosa.

Confianza: Impresión u opinión firme que se tiene de que una persona o cosa será o se desarrollará según las expectativas que se tenían de ella, por buena fe o intuición más que por pruebas materiales de ello: Esperanza firme que se tiene de una persona o cosa, Significa fiarse del otro sin ser ingenuo.

Seguridad Ausencia de peligro o daño. Certeza o conocimiento de una cosa: sensación de confianza total que una persona tiene respecto de otra o de una cosa.

Es decir, que cuando estamos en pareja funcional coexiste una valoración mutua con una fuerte carga afectiva que nos permite reconocernos virtudes que atraen y superan o minimizan los puntos indeseados al otro y producen en nosotros sosiego, sensación de estabilidad, tranquilidad, fluidez, el uno en el otro el otro en uno, sin ser uno nos unificamos en lo esencial de lo relacional. Estamos en amor.

Entonces ¿se puede reconstruir la confianza perdida? la respuesta es un si condicional, ya que depende de múltiples factores, muchos de ellos emocionales, algunos racionales; por otra parte involucra dos personas: dos historias de vida. Cada uno deberá querer reconstruir la relación con honestidad, claridad, disposición, hechos, paciencia, tolerancia, consideración, humildad, comprensión empática, disposición, QUERERLO HACER, autocontrol de pensamientos, emociones y acciones, algo de amnesia, todo pasa, tiempo al tiempo.

Previo a ello es fundamental, permitirnos y permitir la expresión intensa y extensa de pensamientos, sensaciones, percepciones, emociones, sentimientos, dudas y más de lo que nos ha tocado vivir y cómo lo ha vivido cada quien; además expresar como contribuyó cada quien con la situación y comprometerse a contribuir para cambiar y redireccionar el estado de insatisfacción y dolor de ambos.

El tiempo es un elemento determinante, con el transcurrir iremos observando un ir y venir de emociones e incertidumbres y la tendencia deberá ser a estabilizarse, Si ocurriese lo contrario tal vez quede la opción de la ayuda profesional especializada a fin de tomar la decisión final, con recursos y en salud con el menor sufrimiento emocional posible, más aún si hay hijos.

Para concluir, pensar antes de actuar, premisa que vale para el antes durante y después de un acto de infidelidad, traición, aventura , desliz, amorío o como se le quiera llamar, donde invitamos a un tercero a una PAREJA sin el consentimiento del otro de los DOS.

viernes, 14 de marzo de 2014

La empatía y la lástima

La persona empática tiene la capacidad de entrar en sintonía con las emociones de los demás, pueden compartirlas y hasta experimentarlas: observo a otro apenarse, sufrir, temer, lamentarse... y rememoro una situación similar propia o cercana, eso hace que comprenda lo que está sintiendo esa persona.


En ocasiones se confunde empatía con compadecerse entendido esto último como lástima, cuando sentimos lástima por alguien nos colocamos en situación de superioridad: "a ti te pasa , a mí no, lo siento por ti¨ esto lleva a hacer sentir al otro miserable, inferior. La lástima es un sentimiento peyorativo que denigra al ser humano, afecta su autoestima; en cambio la empatía nos coloca en situación de igualdad ya que reconocemos de alguna forma ese sentimiento o emoción del otro en nosotros, es un sentimiento sano, curativo.

Cuando la persona se compadece tiene la tendencia a evitar el contacto con sus emociones, le cuesta conmoverse , siente lástima y al hacerlo sin querer siente superioridad. Para superar esto es importante aprender a identificar y aceptar nuestras emociones negativas o dolorosas en nosotros y en los otros, revivirlas y desprendernos o salir de ellas una vez que han cumplido su función, es decir saber y sentirnos humanos.

La empatía es una actitud aprendida desde temprana edad y se sabe que las personas con alto nivel de inteligencia emocional tiene un alto grado de empatía.
Entonces, la empatía no es ni simpatía ni antipatía, es la capacidad de captar y sintonizar la emoción, el sentimiento de esa otra persona, pudiendo percibir lo humano de su estado emocional y co-sentir y reconocer esa emoción en él y en mí en cuanto seres humanos diferentes pero en igualdad.

Preguntémonos: ¨en qué grado soy capaz de conmoverme y comprender una emoción de otro bien sea tristeza, ira, miedo, frustración, desagrado¨. La comprensión es esencial a la comunicación eficaz.

La empatía también permite captar y compartir emociones llamadas positivas tales como: alegría, amor, felicidad, ternura.

Msc.Soraya Clemente de F

domingo, 26 de enero de 2014

Padres ausentes, hijos a la deriva


Ser padre o madre ausente puede definirse desde la conducta de los mismos en el ejecicio de su rol:
  • Presente físicamente pero ausente emocional y disciplinariamente
  • Presente física y emocionalmente pero ausente en dirección y disciplina
  • Presente en dirección y disciplina,ausente en afecto e interrelación
  • Ausente física, emocional y disciplinariamente en total o en gran medida
  • Ausente la mayor parte del tiempo, dedicación parcial, esporádica
  • Ausente en la satisfacción de sus necesidades básicas: alimentación, salud, educación, vivienda, vestido (lo material afecta lo relacional y afectivo)
Inferimos entonces, que un padre-madre debe estar física, emocional y socialmente en vínculo con cada hijo, recordando una vez más que se requiere individualizar la crianza, cada hijo es único se precisa conocerlo, aceptarlo y diseñar una estrategia dinámica, flexible para aproximarnos y hacer la tarea que nos corresponde con la mayor eficiencia y respeto hacia esa persona. Es muy nocivo hacer comparaciones o establecer preferencias entre ellos.

Estudios recientes de neuorociencia demuestran que aquello de que "no importa el tiempo que brinde a mis hijos lo que importa es la calidad de ese tiempo"  es un postulado falso. Es decir, la cantidad de tiempo que se dedica a los hijos es muy importante acompañada de calidad en la  presencia. Entonces se debe dedicar la mayor cantidad de tiempo posible y esforzarnos en elevar la calidad en cuanto a ejercer el rol lo mejor posible. Insisto en que los padres necesitan prepararse constantemente en diversos temas de crianza y desarrollo humano: investigar, reflexionar, actuar, observar, reflexionar...

Lo anterior se explica por lo insustituible de la presencia del padre y madre en vínculo íntimo, poderoso con cada uno de sus hijos, hacia quienes debe emanar desde la conciencia y el querer: cariño,firmeza, tacto, olor, palabra, escucha, mirada, emocionalidad, todo lo cual les proveerá alimentos esenciales para la vida: Amor, seguridad, confianza, dirección, calidez.

El ritmo de vida actual en donde ambos padres trabajan tiempo completo  hace que estos dejen el cuido de sus hijos a terceros y argumenten agotamiento como excusa para no  atender directamente las necesidades diversas de estos, dejándolos a su libre voluntad, sin dirección la mayor parte del tiempo, consecuencia: hijos desnutridos vitales y veletas de las circunstancias.

No hay justificación, una vez que se tiene la responsabilidad paterna y materna esta es instransferible, podemos delegar alguna tarea en un tercero pero siempre será nuestra responsabilidad primaria y directa. Según nuestra actuación, tendremos que vivir con las consecuencias a corto, mediano o largo plazo del hacer o dejar de hacer. La idea no es culpabilizar sino hacer despertar la conciencia de lo que nos toca por rol y función.

En el transcurrir de la vida los esfuerzos y tiempo dedicados a la creación de seres humanos son compensados con satisfacciones o por el contrario la vida pasa factura con sufrimiento. Lamentablemente, hijos inocentes corren con consecuencias que pudieron evitarse o minimizarse con la decidida y oportuna intervención de sus padres. Soy de quienes piensan que siempre se puede hacer mucho, mientras más temprano mejor.

El dejar la responsabilidad de nuestros hijos a terceros, o permanecer pasivos: presentes pero ausentes incrementa la posibilidad de problemas de conducta que se expresan en:
  • Trastornos de apego: forma de relacionarse insanas producto de no haber recibido cuidados amorosos en la infancia: tendencia a estar ausente en sus relaciones, objeciones para establecer relaciones estables, temor a comprometerse e involucrarse, dificultad para dar y recibir afecto, tendencia a la promiscuidad, conductas de dependencia o codependencia, celos, comunicación inadecuada,permanencia en relaciones tóxicas.
  • Trastornos por déficit de atención o hiperactividad.
  • Conductas oposicionistas hacia figuras de autoridad: hostilidad, desafío.
  • Conductas de agresividad, conductas destructivas hacia sí mismos u otros.
  •  Distorsión en su autoconcepto que afecta su imagen, autoaceptación y autoestima.
  • Falta de confianza en sí mismo y en los otros, inseguridad, dificultad para identificar sus virtudes y fortalezas.
  • Ausencia de referencia y de percepción del mundo real al estar desprovistos de mentores o modelos tan esenciales como sus padres.De allí que les es difícil el darse cuenta, aceptar y asumir la realidad y sus responsabilidades.
  • Dificultad para formar, valorar  y mantener su propia familia de forma funcional.
La misión es formarlos para la vida, aflojar o abandonar es entregar un ser incompleto, vulnerable, a la incertidumbre, la oscuridad, el azar, de allí cualquier cosa podrá salir con alta posibilidad en menos.
 
 La presencia activa, consciente, responsable en forma amorosa y firme, de los padres biológicos, o sustitutos si fuere el caso, padres esencialmente, es fundamental en la estructuración mental, emocional, moral y conductual del ser humano en proceso de formación como persona desde que nace hasta que progresivamente lo vamos preparando para una vida autónoma, en vínculo,  responsable, realista, optimista, resiliente, dinámica, comprometida y sana. 
 
Buscar ayuda es una fortaleza.
 
Prof. Soraya Clemente de F