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Soraya Clemente, Lic en Trabajo Social, Profesora Universitaria, Especialista en Dinámica de Grupos, Master en Educación para Padres, Especialista en Desarrollo Humano y Comunicaciòn, Formadora Andragógica

domingo, 26 de enero de 2014

Padres ausentes, hijos a la deriva


Ser padre o madre ausente puede definirse desde la conducta de los mismos en el ejecicio de su rol:
  • Presente físicamente pero ausente emocional y disciplinariamente
  • Presente física y emocionalmente pero ausente en dirección y disciplina
  • Presente en dirección y disciplina,ausente en afecto e interrelación
  • Ausente física, emocional y disciplinariamente en total o en gran medida
  • Ausente la mayor parte del tiempo, dedicación parcial, esporádica
  • Ausente en la satisfacción de sus necesidades básicas: alimentación, salud, educación, vivienda, vestido (lo material afecta lo relacional y afectivo)
Inferimos entonces, que un padre-madre debe estar física, emocional y socialmente en vínculo con cada hijo, recordando una vez más que se requiere individualizar la crianza, cada hijo es único se precisa conocerlo, aceptarlo y diseñar una estrategia dinámica, flexible para aproximarnos y hacer la tarea que nos corresponde con la mayor eficiencia y respeto hacia esa persona. Es muy nocivo hacer comparaciones o establecer preferencias entre ellos.

Estudios recientes de neuorociencia demuestran que aquello de que "no importa el tiempo que brinde a mis hijos lo que importa es la calidad de ese tiempo"  es un postulado falso. Es decir, la cantidad de tiempo que se dedica a los hijos es muy importante acompañada de calidad en la  presencia. Entonces se debe dedicar la mayor cantidad de tiempo posible y esforzarnos en elevar la calidad en cuanto a ejercer el rol lo mejor posible. Insisto en que los padres necesitan prepararse constantemente en diversos temas de crianza y desarrollo humano: investigar, reflexionar, actuar, observar, reflexionar...

Lo anterior se explica por lo insustituible de la presencia del padre y madre en vínculo íntimo, poderoso con cada uno de sus hijos, hacia quienes debe emanar desde la conciencia y el querer: cariño,firmeza, tacto, olor, palabra, escucha, mirada, emocionalidad, todo lo cual les proveerá alimentos esenciales para la vida: Amor, seguridad, confianza, dirección, calidez.

El ritmo de vida actual en donde ambos padres trabajan tiempo completo  hace que estos dejen el cuido de sus hijos a terceros y argumenten agotamiento como excusa para no  atender directamente las necesidades diversas de estos, dejándolos a su libre voluntad, sin dirección la mayor parte del tiempo, consecuencia: hijos desnutridos vitales y veletas de las circunstancias.

No hay justificación, una vez que se tiene la responsabilidad paterna y materna esta es instransferible, podemos delegar alguna tarea en un tercero pero siempre será nuestra responsabilidad primaria y directa. Según nuestra actuación, tendremos que vivir con las consecuencias a corto, mediano o largo plazo del hacer o dejar de hacer. La idea no es culpabilizar sino hacer despertar la conciencia de lo que nos toca por rol y función.

En el transcurrir de la vida los esfuerzos y tiempo dedicados a la creación de seres humanos son compensados con satisfacciones o por el contrario la vida pasa factura con sufrimiento. Lamentablemente, hijos inocentes corren con consecuencias que pudieron evitarse o minimizarse con la decidida y oportuna intervención de sus padres. Soy de quienes piensan que siempre se puede hacer mucho, mientras más temprano mejor.

El dejar la responsabilidad de nuestros hijos a terceros, o permanecer pasivos: presentes pero ausentes incrementa la posibilidad de problemas de conducta que se expresan en:
  • Trastornos de apego: forma de relacionarse insanas producto de no haber recibido cuidados amorosos en la infancia: tendencia a estar ausente en sus relaciones, objeciones para establecer relaciones estables, temor a comprometerse e involucrarse, dificultad para dar y recibir afecto, tendencia a la promiscuidad, conductas de dependencia o codependencia, celos, comunicación inadecuada,permanencia en relaciones tóxicas.
  • Trastornos por déficit de atención o hiperactividad.
  • Conductas oposicionistas hacia figuras de autoridad: hostilidad, desafío.
  • Conductas de agresividad, conductas destructivas hacia sí mismos u otros.
  •  Distorsión en su autoconcepto que afecta su imagen, autoaceptación y autoestima.
  • Falta de confianza en sí mismo y en los otros, inseguridad, dificultad para identificar sus virtudes y fortalezas.
  • Ausencia de referencia y de percepción del mundo real al estar desprovistos de mentores o modelos tan esenciales como sus padres.De allí que les es difícil el darse cuenta, aceptar y asumir la realidad y sus responsabilidades.
  • Dificultad para formar, valorar  y mantener su propia familia de forma funcional.
La misión es formarlos para la vida, aflojar o abandonar es entregar un ser incompleto, vulnerable, a la incertidumbre, la oscuridad, el azar, de allí cualquier cosa podrá salir con alta posibilidad en menos.
 
 La presencia activa, consciente, responsable en forma amorosa y firme, de los padres biológicos, o sustitutos si fuere el caso, padres esencialmente, es fundamental en la estructuración mental, emocional, moral y conductual del ser humano en proceso de formación como persona desde que nace hasta que progresivamente lo vamos preparando para una vida autónoma, en vínculo,  responsable, realista, optimista, resiliente, dinámica, comprometida y sana. 
 
Buscar ayuda es una fortaleza.
 
Prof. Soraya Clemente de F