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Soraya Clemente, Lic en Trabajo Social, Profesora Universitaria, Especialista en Dinámica de Grupos, Master en Educación para Padres, Especialista en Desarrollo Humano y Comunicaciòn, Formadora Andragógica

jueves, 21 de junio de 2012

La queja, un recurso comunicacional equívoco







Aunque usted no lo crea: la queja expresa un enojo con nosotros mismos, sirve para "resolver" o canalizar nuestra angustia, pero eso es lo único que resuelve.

El fenómeno consiste en una manifestación  recurrente  sobre algo que nos incomoda y en lo que tenemos responsabilidad directa y sin embargo no asumimos compromiso ni conductas hacia la posible solución, buscando que sea otro quien satisfaga y si no lo culpabilizaremos de nuestra desgracia.

La queja consiste en dar énfasis y colgarse de las dificultades, de aquello con lo que no estamos conformes: verbalizándolo reiterada e  insistentemente. Se dice que el poder destructivo de la queja está en su repetición. La Dra Lydia Febre, connotada psiquiatra,  habla de un ciclo o espiral de la queja:
  1. La queja se verbaliza
  2. La oye el oído
  3. Se graba
  4. El cerebro la envía como orden
  1. Se vuelve a pronunciar y así sucesivamente se repite el ciclo 2,3,4- 1
Cómo y donde interrumpiría usted el ciclo de queja?

Los motivos para mostrar disconformidad con otros en forma de queja son:
  • No me atienden como yo desearía
  • No me cuidan lo suficiente
  • No me obedecen
  • No están a mi disposición
La idea es hacer sentir al otro que su proceder está mal (y de hecho pueden lograrlo), hacerle saber que no está respondiendo a nuestras  expectativas; transmitir culpa para que el otro reaccione y nos obedezca, atienda nuestras demandas, aquí estriba su poder de uso.

Este poder, además de nocivo para las relaciones, es temporal y contraproducente ya que el otro terminará alejándose, cansado de tener que aguantar una culpa que no tiene.

Hay otro tipo de queja que es la que se emite con la finalidad, consciente o inconscientemente, de manipular a alguien para que cumpla un propósito determinado ejemplo: " me duele mucho el estómago, quisiera tratarme  pero..."  el objetivo es ver si el otro se hace cargo de mí, expresa lo que se llama fantasía hipocondríaca " si estoy enferma(o) me cuidarán, en consecuencia me aman". Acudir constantemente a este tipo de recursos para llamar la atención hará que la persona se enferme realmente. Existe en estas personas un gran temor a la soledad y a ser abandonados que se expresa en el tipo de enojo representado en la queja. El quejoso resiente y teme la libertad e independencia del otro.

La actitud pro-queja hace que el cerebro de la persona se olvide de los aspectos positivos y no haga un honesto reconocimiento hacia los sucesos favorables que ocurren en su vida, olvidando el agradecimiento.  En este sentido una recomendación que hace la Dra Febre es fijar la atención en las cosas comunes, cotidianas y valorarlas, como una forma de resolver este aprendizaje inadecuado e ir reaprendiendo otra postura ante la vida, más sana y eficaz.

Otra forma de queja es: "No me comprendes" la cual, progresivamente, va a sembrar un sentimiento de rechazo hacia quien se dirige la queja, por el convencimiento de que éste es culpable de lo que le sucede y de que la realidad es así de negativa como la ve. Se pierde la capacidad para reaccionar y hacer los cambios necesarios, esto puede llevar a la persona a un estado depresivo auto-inducido.

Por otro lado, la persona empieza a asumir el rol de víctima. De esta manera imagina que todo lo que sucede en su vida es como consecuencia de acciones de terceros, ella no percibe su responsabilidad en ello, entonces responsabiliza de su padecer a los otros a quienes demandará soluciones.

Es así que "La queja negativiza, enoja al sujeto con los otros imaginarios responsables, lo paraliza a la espera de que los demás, que lo "escuchan", tomen la iniciativa de resolver por él". Se dice que esta actitud lleva implícita un componente agresivo-destructivo.

La queja sobre malestares corporales:
  1. El cerebro oye la orden verbal y obedece
  2. Comienzan a bajar las defensas
  3. Aparece la enfermedad
Aunque el origen es psicobiológico  la enfermedad que surge es real y requiere atención clínica. La mente enferma al cuerpo. La fantasía sobre estar enfermo se concreta. Es el poder de la queja sobre la mente, el efecto bumerán de la queja.

En conclusión, es un asunto de asumir la vida con todos sus matices y actuar para resolver; al otro se le puede solicitar cooperación, hacerle peticiones directas con claridad  y respeto, ganarnos su confianza y apoyo pero no endosarle nuestros asuntos y exigirle al respecto.

Se está en una relación interpersonal en libertad, no en dependencia, ya que sería anularnos como personas desdibujar nuestro yo, debilitar nuestro poder personal para pensar, tomar decisiones, asumir riesgos, hacer, rehacer, cambiar.

Somos responsables de nuestra vida, esto empieza por amarnos, respetarnos, hacernos cargo de nosotros y hacer que sucedan cosas que nos impulsen hacia adelante, evolucionando. Ello es posible, tenemos la capacidad y nos lo merecemos.

Aprender, desaprender, reaprender.





Referencia: Lidya Febre. El diálogo puede ser una solución.Edit. Lumen













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