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Soraya Clemente, Lic en Trabajo Social, Profesora Universitaria, Especialista en Dinámica de Grupos, Master en Educación para Padres, Especialista en Desarrollo Humano y Comunicaciòn, Formadora Andragógica

domingo, 13 de mayo de 2012

La función Madre.


Es importante tomar conciencia del rol e influencia de la madre en la formación de los hijos  y para  esto examinaremos sin ambages algunos aspectos relativos a la función de uno de los roles más significativos, reconocidos e impactantes de la sociedad: Ser Madre. 

Florence Escardó, connotado médico de familia, plantea en una de sus obras: Anatomía de la Familia, que la palabra madre en sí misma encierra una connotación  naturalmente semisagrada que obstaculiza la toma de conciencia sobre este rol tan fundamental. En primer lugar, toda mujer madre siente hacia su hijo valiosísimos y positivos sentimientos, el asunto es el caudal y calidad de esos sentimientos que pueden hacer de esto algo pernicioso y a veces destructivo, sin que medie  intención de esto por parte de ella.

El sentimiento maternal  es considerado una  necesidad con carácter de instinto en la casi totalidad de  las  mujeres, lo cual no implica que sea por sí sólo eficaz y suficiente para el ejercicio funcional de este  rol.  Evidencia de ello es que se pueden encontrar madres que les cuesta  expresar amor a sus hijos, otras que  no saben dosificar su afecto: escaseándolo o  dándolo en exceso,  circunstancias todas nocivas.

Vemos entonces que muchas madres aman a sus hijos, se angustian, se sacrifican, hacen lo posible y lo imposible por ellos de diversas formas pero, en ese hacer no hacen lo justo, es entonces cuando sostenemos que el amor es indispensable  para el niño pero no basta para proveer una buena educación y lograr que éste  llegue a su potencial máximo. Debe haber entonces  amor e intuición - amor y conocimiento, también estrategia.  En síntesis un amor bien entendido y demostrado, con objetivos claros, conjugado con firmeza y flexibilidad.

En otros casos observamos madres que permanecen pasivas, observadoras. Consienten todo, confunden exceso de tolerancia con amor, permitiendo, facilitando y estimulando el abuso. A veces lo usan como una forma de mantener el control con resultados contraproducentes

En consecuencia, la madre debe dar al niño lo justo: tan malo es dar poco como dar en exceso.  Apreciar lo justo es un aprendizaje básico y esencial en el rol de madre. Un ejemplo es la madre que constantemente responde ante un niño que llora sin razón (habiéndose asegurado de que no hay motivo) y a pesar de esto lo mantiene alzado o lo lleva a la cama matrimonial. En tal caso,  no hace lo justo con el niño al permitirle interferir en las normas familiares de descanso nocturno; no lo hace hacia sí misma que amanecerá cansada y de mal humor;  tampoco hacia el padre o pareja. Es preciso que deje que el niño se calme y vaya aprendiendo que no será atendido cuando medien llantos sin razón. Es así que la intuición y el conocimiento con amor son herramientas que la madre debe poner en práctica para discernir lo justo de lo no justo.

La madre necesita aprender a  administrar  la relación con sus hijos siendo  justa en sus tres roles : madre esposa y persona.

En el desarrollo psicológico del niño la madre no sólo es una presencia, es una imagen, una referencia, un modelo, un estímulo para incentivar su interés en diversas áreas de la vida. Es falso que los niños deben admirar a sus padres sea cual sea su circunstancia; los padres deben ganarse el respeto, la estima y la admiración de sus hijos por lo que hacen y son efectivamente.

Por otra parte la autoridad materna es una función que la madre debe asumir con integridad, no debe acudir nunca ni a la amenaza, ni al terror, mucho menos al castigo físico ya que con  esto, además de corroer la dinámica familiar, expresa la profunda inseguridad que tiene, como madre y hacia sí misma, en la dirección de la crianza de sus hijos. 

La madre requiere como persona promover una unidad familiar autárquica  y autónoma, esto empieza con su propia emancipación, teniendo y accionando un proyecto de vida personal que le permita satisfacer necesidades, anhelos y sueños propios siendo activa y responsable en el funcionamiento familiar, lo cual elevará su autoestima.

Es importante  enfatizar que la madre repite con sus hijos la actitud que tiene hacia sí misma y con mucha frecuencia la situación  que  vivió con su madre. Por ello es indispensable que ella haga consciente su rol y experiencia para extraer aprendizajes que le permitan implementar los cambios necesarios que la lleven a optimizarse como madre, lo cual pasa por adquirir una madurez emocional suficiente e independizarse psicológica y materialmente de cualquier persona con quien tenga dependencia.

Sostiene este reconocido especialista, que quienes suponen la "profesión " de padres como una profesión difícil es porque nunca han pensado realmente en que la paternidad tiene aspectos profesionales Hay que recordar que son pocos los padres  idóneos que nacen con virtuosismo para este ejercicio, el resto tiene que disponerse al aprendizaje constante sabiendo la responsabilidad y compromiso que implica tener hijos. Hacer lo mejor posible, esforzándose y mejorando continuamente.

Atender con interés activo la formación de hogar de los hijos, minimiza a futuro los riesgos de avatares y/o por lo menos los prepara y fortalece para superar las adversidades, momentos de crisis y dificultades inherentes al transitar por la vida.

Cuando está el padre presente*, lo cual es deseable, madre y padre constituyen un equipo con igualdad de derechos y responsabilidades con relación a la funcionalidad y operatividad de la familia como totalidad, y con los hijos en especial.

Próximamente ahondaré sobre este tema y examinaremos la función Padre.

*Aunque estén separados o divorciados., el estar presente se refiere a ejercer activamente  con aptitud y suficiencia.


1. Florence Escardó. Anatomía de la Familia. Editorial el Ateneo, Buenos Aires



Msc.Soraya Clemente de F


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