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Soraya Clemente, Lic en Trabajo Social, Profesora Universitaria, Especialista en Dinámica de Grupos, Master en Educación para Padres, Especialista en Desarrollo Humano y Comunicaciòn, Formadora Andragógica

lunes, 9 de agosto de 2010

continuación: La flexiblidad

Por otro lado, quienes tienen problemas en cuanto a flexibilidad, pueden verse como sujetos rígidos, encerrados en lo suyo, faltos de apertura, que rehuyen a la idea de cambio. Tienen grandes dificultades en introducir cambios en su vida cotidiana y en modificar antiguos hábitos, incluso a pesar de que éstos se evidencien como ineficaces. Les agrada lo rutinario y su extrema necesidad de seguridad los lleva a evitar los riesgos asociados a lo no familiar, perjudicando sus esfuerzos por cambiar. Mantienen una gran resistencia frente a ideas nuevas y se pueden mostrar intolerantes a opiniones y prácticas distintas a las suyas. Para ellos es poco lo se puede aprender de otros puntos de vista y aun al darse cuenta de un necesario cambio en sus posiciones, no lo admiten pues muchas veces prefieren escudarse en un falso y engañoso orgullo. 

Rompiendo esquemas
Las personas flexibles, a diferencia de quienes no lo son, son capaces de incorporar con facilidad nueva información y aprender de otros. Pueden ser abiertos e intelectualmente honestos, pues saben que no lo saben todo, y son capaces de ajustarse a las condiciones cambiantes porque ven los cosas como son, no como quisieran que sean. Ven al cambio como un reto, no como una amenaza. Estas personas nunca dan por sentada "su" estabilidad, pues saben que todo es proclive al cambio. Siempre están dispuestas a romper esquemas y a abrir los "candados mentales" que los cierran a lo nuevo.

Ser flexible en las propias posiciones no es en absoluto ser inconsistente. Todo lo contrario, reafirma integridad y fomenta la innovación al dar paso a la creatividad. Lo que sucede es que muchos prefieren quedarse en su "zona de seguridad" y no se atreven a entrar a determinadas "zonas de riesgo" por temor al fracaso. Pero al respecto, es importante considerar lo que sostuvo Richard Exley, autor de interesantes libros: "Fallar no te convierte en fracasado. Rendirte, aceptar el fracaso y no querer volver a intentar, sí lo hace".

Los beneficios de la habilidad de ser flexibles en la vida personal, académica y laboral son significativos. Por ejemplo, es una habilidad esencial en el liderazgo, así como en la administración, en la negociación, resolución de conflictos, entre otros, permitiendo a las personas alternar prioridades y cambiar con rapidez a tono con las circunstancias (lo cual no tiene porque ser confundido con oportunismo). Facilita la migración de un equipo de trabajo a otro, de un proyecto a otro, permitiendo la elevación de la productividad. Al ritmo de hoy

En nuestro mundo globalizado, donde los cambios se suceden a un ritmo sin precedentes, se calcula que el conocimiento humano se duplica cada cinco años, estimándose que para el 2020 se doblará cada 73 días. La proliferación de las distintas fuentes de información nos obliga a estar a la altura de las exigencias que un entorno así demanda. Una de las claves está en nuestra manera de procesar y asimilar esa información, empleándola para adaptarnos a los cambios que van y vienen. Para ello debemos hacer gala de flexibilidad, la cual no es un "lujo" sino una necesidad. Recordemos que lo único constante es el cambio mismo. Así siempre ha sido y lo seguirá siendo.

Lao Zi, pensador chino cuya filosofía dio origen al Taoísmo, alguna vez planteó la siguiente metáfora: «Los hombres nacen suaves y flexibles. En la muerte son rígidos y duros. Las plantas nacen tiernas y dóciles. En la muerte son secas y quebradizas. Entonces, cualquiera que sea rígido e inflexible, es un discípulo de la muerte. Cualquiera que sea suave, abierto y flexible, es un discípulo de la vida». Natural conclusión ¿cierto?

Enfrentando el cambio tenemos que ser mejores que los dinosaurios: o nos adaptamos o desaparecemos. Y tú ¿cuál camino eliges? La Flexibilidad es la capacidad de adaptarse rápidamente a las circunstancias, para lograr una mejor convivencia y entendimiento con los demás.

Los científicos están de acuerdo: sobreviven aquellas especies cuya capacidad de adaptarse es sobresaliente. Y esto se aplica a muchos ámbitos humanos: la carrera profesional, la familia, la amistad. La rigidez es un terrible obstáculo para cualquier ser humano.

La Flexibilidad es la capacidad de adaptarse rápidamente a las circunstancias, los tiempos y las personas, rectificando
oportunamente nuestras actitudes y puntos de vista para lograr una mejor convivencia y entendimiento con los demás.

En ocasiones se ha entendido a la flexibilidad como un “ceder” siempre para evitar conflictos, ser flexibles no significa dejarse llevar y ser condescendientes con todo y con todos. El aprender a escuchar y a observar con atención todo lo que ocurre a nuestro alrededor, constituye el punto de partida para tomar lo mejor de cada circunstancia y hacer a un lado todo aquello que objetivamente no es conveniente.

Podemos apreciar una actitud poco flexible en las personas que rechazan de forma automática todo aquello que se opone a su forma de pensar y de sentir, al grado de comportarse en ocasiones como verdaderos necios e intransigentes. Antes de dar una respuesta o emprender cualquier acción, el sentido común debería llevarnos a hacer
una pausa para considerar detenidamente cualquier idea o propuesta, y de esta manera formarnos una mejor opinión al respecto.

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